Hoy escribo con hartazgo de un tema que, inocente de mí, creí que habríamos superado como sociedad. Pero por alguna razón la historia se repite cíclicamente y por desgracia siempre sacude con más fuerza al mismo tipo de personas, que sufren un odio desmedido y completamente deleznable por culpa del auge de unos discursos carentes de sentido, humanidad y razón.
En España actualmente el 14% de la población tiene nacionalidad extranjera, alrededor de 7 millones de personas. Una cifra que, a pesar de que algunos utilicen como alarmante, no dista de la de otros países de nuestro entorno. También hay que tener en cuenta que hay 3 millones de españoles residiendo en el extranjero actualmente. La procedencia de todas estas personas es muy diversa, y a pesar de que vuestro youtuber de confianza os hable de invasión, lo cierto es que los inmigrantes que llegan a España desde África (que son de los que más se queja el partido del brazo en alto) representan menos de un 20%. Más de un tercio de los inmigrantes procede de América del Sur, por lo que cualquier mito sobre que vamos a perder nuestras costumbres y el uso del castellano es completamente falso si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de estas personas ya habla nuestro mismo idioma.
Pero tu cuñado no está de acuerdo con esto, porque él se siente muy europeo y cree que estamos por encima de toda esa población latinoamericana (y brasileña). No se preocupe, Raimundo, que alrededor del 25% de los inmigrantes que residen en España provienen de diversos países del continente europeo, aunque dudo que se entienda con ellos si no sabe hablar francés, inglés o alemán. El resto de personas que residen en España con nacionalidad extranjera proviene de América central y del norte, de Asia y de Oceanía. En definitiva, que al igual que nuestros más de tres millones de compatriotas residen en otros países, en España hay una muy variada mezcla de personas y culturas.
¿A qué viene esta gente? Bueno, pues según el youtuber, el cuñado y ese partido cuyo color corporativo es el mismo que el de los malvados de Disney, vienen a quitarte el trabajo y a vivir de las paguitas. Como el gato de Schrödinger, que está en una caja vivo y muerto al mismo tiempo. Porque la gente cuya ideología se basa en el populismo racista y xenófobo va variando el discurso sobre las personas inmigrantes según le convenga en ese momento. Y es que, como con todo en la vida, de nada sirve generalizar, y es absurdo extrapolar datos teniendo una muestra de información muy similar y reducida. Por eso no tiene sentido acusar a todos los inmigrantes de lo que unos pocos hagan, cuando no hacemos lo mismo con otros grupos de población. En España el 90% de los agresores sexuales son hombres y no por ello se organizan cacerías colectivas contra todos ellos.
Es curioso y alarmante al mismo tiempo cómo a medida que disminuye el sentimiento de colectivismo para luchar por causas y derechos sociales, aumenta el odio hacia colectivos de personas, y no se centran en castigar y corregir los delitos de forma individualizada. Es malo afiliarse a un sindicato y hacer una huelga para luchar por tus derechos laborales y al mismo tiempo es bueno decir que todos los inmigrantes son criminales porque yo conozco a uno que lo es.
No quiero acabar este artículo sin mencionar la aporofobia, que es el rechazo hacia las personas vulnerables en situación de pobreza. Porque el inmigrante que molesta no es el que viene a repartir millones comprando clubes de fútbol y cambiando el nombre a los estadios (eso, por lo que sea, pasa desapercibido), molesta el pobre, el de clase obrera. Que un empresario, tanto extranjero como nacional, que gestiona fondos buitre y especula con cientos de viviendas roba más que todos los inmigrantes en situación de pobreza, pero es más fácil negar la realidad y echar la culpa a los más débiles que no cuentan con herramientas suficientes para poder defenderse.
Llaman invasión a un aumento de la inmigración (a pesar de que disminuyó durante los años de la crisis), pero luego son incapaces de reconocer las masacres que los países europeos cometieron en América y África, colonizando regiones y obligando a su población a someterse a lo que los colonos europeos llamaban civilización. Que aún a día de hoy se financian con dinero europeo y estadounidense las guerras civiles que están obligando a emigrar a esa población en continentes como África, porque el dinero de la venta de armas vale más que cualquier atisbo de humanidad.
Espero que algún día la razón y la defensa de los derechos humanos tengan más cabida en los medios de comunicación y en las conciencias de la gente que los discursos de odio basados en el populismo barato heredado de otros tiempos. Mientras tanto aquí seguiremos unas cuantas personas más haciendo todo lo posible por evitar que la historia se vuelva a repetir.
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