Hace cinco meses publicaba un artículo sobre lo que un servidor considera una visión caduca y arcaica del leonesismo clásico. Y, como es evidente, esa pequeña reflexión se me quedó demasiado corta. Hoy quiero ahondar un poco más en una cuestión que desde hace tiempo me escama cada vez más. No escasean precisamente artículos en la provincia de León que hablen sobre la autonomía de la región (o pidan exclusivamente la provincial) desde un sinfín de perspectivas, fundamentando este derecho en una amplia diversidad de argumentos.
Para aquellas personas ajenas a esta realidad, han de saber que una considerable parte de la población leonesa lleva décadas exigiendo la autonomía que se nos negó en su momento, basándose principalmente en el artículo 2 de la Constitución Española, que viene a decir que "garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran". Con la creación de la comunidad de Castilla y León se negó no solo a una, sino a dos regiones, la posibilidad de conformar su propia Comunidad Autónoma. Ahora bien, ¿cómo son esas nacionalidades históricas? ¿Hasta dónde llega ese conflicto por redefinir lo que es, o debería ser, una comunidad leonesa? ¿Qué otros fundamentos se utilizan habitualmente para exigir este derecho?
Esta es la guinda del pastel que mencionaba al principio, y probablemente me ponga a mucha gente en contra por esto. Estoy cansado de ver cómo la gente utiliza mapas históricos a conveniencia en función del modelo territorial que defienden, cartografías que van variando a lo largo de los siglos para justificar un sistema que en pleno siglo XXI poco sentido tiene crear en base a unos criterios que ya no existen. "León debe ser así porque en este mapa del siglo XII era tal", en contraposición a "León en el siglo XV estaba a merced de la Corona de Castilla, ese mapa no me gusta", y así guerras interminables para justificar la nada más absoluta, hablando de una autonomía administrativa y política pero queriendo fundamentarla con unas bases feudales e imperialistas. La historia es la que es, y a no ser que tengan una máquina del tiempo ya no van a poder cambiarla. Es evidente que debemos aprender de ella y no olvidarnos de la relevancia de determinados territorios, pero eso no significa que cada vez que hablemos de una Comunidad Autónoma actual tengamos que echar la vista siglos atrás para debatir si es más legítimo o menos.
Con esto quiero decir que es completamente inútil perder el tiempo con concilios, fueros y reyes para hablar de la creación de algo que existe desde hace menos de medio siglo. Vivimos en una democracia, que no es precisamente muy sólida ni ha dejado atrás aún los restos de una reciente dictadura, pero me parece más importante reclamar que la voz de los pueblos sea escuchada y la verdadera protagonista de la autodeterminación de esos territorios. Las bases históricas de poco sirven si no se acompañan en mayor medida de argumentos sociales, políticos y económicos que sustenten (y en el caso de León bien lo hacen) esta lucha. Hemos demostrado con creces tener artillería de sobra para defender una causa que ni los años ni el centralismo han podido acallar. Yo creo que ya es hora de desprenderse un poco del pasado y mirar más hacia el futuro, porque tiempo precisamente no nos sobra si queremos cambiar de una vez la situación tan alarmante que sufrimos.
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