martes, 5 de agosto de 2025

5 mitos sobre el veganismo

Si te cae mal tu cuñado envíale esta publicación cuando vuelva a decirte, por quinta vez en la misma comida, que a él lo verde no le va y que mejor un buen chuletón grasiento. Hoy os traigo cinco mitos sobre el veganismo, o dicho de otro modo, cinco cuestiones básicas que ayudan a comprender lo fácil que es desinformar a la población cuando esta no se molesta lo más mínimo en estar informada. No es novedad que el veganismo es una práctica que ha sido históricamente perseguida y cuestionada, sobre todo por parte de industrias que se benefician con creces de la explotación animal. Afortunadamente cada vez son más las personas que reniegan de esos mitos y afrontan algunas nociones básicas como las siguientes.

1. Deforestación. La dieta vegana está basada en alimentos vegetales, legumbres, arroces, y demás productos de cultivo. A menudo los detractores de esta práctica suelen decir que la agricultura a nivel global está causando deforestaciones masivas y un daño gigantesco al medioambiente. Y tienen toda la razón, lo que no dicen es que alrededor del 75% de las explotaciones agrícolas son para producir alimento para el ganado. Si se redujese drásticamente el consumo de productos animales no solo se dejarían de matar miles de millones de animales cada año, sino que se conseguiría reducir la extensión de terreno destinada a la agricultura, recuperando bosques y ecosistemas enteros.

2. Los productos veganos como el seitán o la heura son más perjudiciales para la salud porque están "ultraprocesados". La heura y el seitán son alimentos compuestos principalmente por soja y gluten de trigo. Son alimentos procesados altos en proteínas y bajos en grasas saturadas, lo que les convierte en un producto más sano que la carne envasada que se vende en los supermercados, que sí está ultraprocesada y según la OMS su ingesta en exceso puede aumentar el riesgo de cáncer colorrectal. 

3. Vitamina B12 y otras proteínas. No es ningún mito que las personas que siguen una dieta rica en productos vegetales necesitan suplementos como la vitamina B12, quizá una de las que más se habla como si fuese algo peyorativo. Lo cierto es que esta vitamina es de origen bacteriano, no es algo que produzcan los animales, y tampoco es raro que personas que no son veganas necesiten también un suplemento. También ocurre con el hierro, el colesterol, y otro sinfín de falta o exceso de diferentes nutrientes que pueden obligar a una persona a modificar su dieta. Así que no, no quiere decir que los veganos tengan más falta de vitaminas y proteínas que los que no lo son, tomar suplementos es normal y natural.

4. La dieta vegana es más cara. Aquí me veo en la obligación de soltar la que durante mis años de estudios jurídicos se convirtió en mi palabra favorita, DEPENDE. Si eres aficionado al aguacate, a las frutas exóticas fuera de temporada, y a los productos ultraprocesados es probable que la cesta de la compra sea bastante cara. En cambio las legumbres (que son la principal fuente de proteínas de una dieta vegana), las frutas en temporada, las hortalizas, los arroces, las patatas o el tofu son productos muy asequibles y que suelen estar por debajo del precio medio de las carnes y los pescados. Por lo que definitivamente descartamos la idea absurda de que una dieta vegana es siempre más cara, caros son los gustos de quienes se pueden permitir caprichos habituales.

5. El veganismo es una moda alimentaria. A pesar de que el término "veganismo" fue acuñado hace ocho décadas, lo cierto es que esta práctica se ha llevado a cabo durante siglos en diferentes culturas. Obviamente va mucho más allá que la simple dieta, es una corriente ética y filosófica que pretende acabar con el maltrato animal en todos sus ámbitos, dejando no solo de asesinarles para consumo humano, sino también eliminando las torturas y prácticas que les someten a la voluntad de los humanos. Quienes ven en el veganismo una moda es porque solo conocen la parte del marketing que utilizan influencers y empresas para lucrarse de algo que a veces solo practican de cara a la galería, y muchas veces perpetuando esos mitos. Lo cierto es que a día de hoy millones de personas se adhieren a esta filosofía, bien por respeto a los animales o porque con la globalización y el aumento del consumo masificado capitalista ven en ello una solución eficaz contra el cambio climático, preservando el medioambiente y llegando a salvar ecosistemas enteros que actualmente corren un grave peligro.