martes, 11 de marzo de 2025

Las citas

Estaba listo. Cogió su mochila como todas las tardes y se fue a dar un paseo al campo. En la mochila llevaba lo mismo de siempre: un libro, la merienda y un cuaderno con un bolígrafo. Por el camino iba escuchando música, siempre escuchaba música.

Al llegar al cruce se paró. Siempre cogía el mismo camino, pero esta vez decidió cambiar. Cogió el camino de la derecha. A medida que avanzaba se quedaba más perplejo, una cascada adornaba el paisaje y le daba ese toque de armonía tan especial que hacía rebosar en él una inspiración asombrosa para poder seguir escribiendo su libro. Pero justo antes de sentarse en una pequeña roca cercana al río divisó a escasos metros una casa que pasaba casi desapercibida, pues se hallaba construida en medio de dos gigantescas rocas. Le pareció tan magnífica que no pudo resistir la tentación de acercarse. Llamó a la puerta y un hombre ya mayor le abrió. El señor, al ver al muchacho con ese rostro jovial tan parecido al suyo años atrás, le invitó a pasar.

Mantuvieron una breve charla en la que el muchacho confesó que tenía una auténtica pasión por la lectura. Entonces el hombre le hizo una pregunta al joven. "¿Por qué crees que mi casa está situada entre dos enormes rocas?" El chico, que era bastante perspicaz, le respondió: "Las cosas tienen más grandeza de la que nuestra perspectiva puede captar. Probablemente quiere que su casa parezca pequeña desde fuera, pero en realidad la casa abarca más terreno del que parece, y seguramente sea porque guarda usted algún tipo de tesoro o algo tan valioso para usted que no podría guardar en una casa común." El hombre se quedó sin habla. El joven acababa de dar en el clavo. Le pidió al muchacho que le acompañara y llegaron a una salita pequeña donde había una estantería con algunos libros viejos. El hombre le pidió al muchacho que cogiera uno de ellos.

El chico al cogerlo se asustó, pues la estantería se abrió como si fuese una puerta que daba lugar a una sala mucho más grande. Al entrar se quedó boquiabierto, la sala era enorme y albergaba montones de estanterías llenas de todo tipo de libros. El hombre le dijo al muchacho que se podría llevar el libro que quisiera, pero no se lo daría así como así, tendría que responder correctamente tres preguntas. Debería adivinar el libro o el autor de tres citas. Al muchacho le pareció fácil, puesto que era un adolescente que conocía mucho acerca de la literatura. La primera cita era No hay libro tan malo que no tenga algo bueno. El muchacho la adivinó al instante, la cita era del famoso libro 'Don Quijote de la Mancha'. La segunda cita era El problema con el mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que la gente estúpida está llena de confianza. Este le costó más pero al final acertó, era una cita del escritor 'Charles Bukowski'.

La última cita era la siguiente, Los libros podrían cambiarlo todo, por eso existen los ignorantes, para evitar que eso suceda. El chico quedó perplejo, sabía que esa frase le sonaba pero no sabía de qué. Justo antes de adivinarlo todo se volvió oscuro, y de pronto despertó.

Todo había sido un sueño, o quizá no del todo, pues cuando se levantó y abrió el cuaderno en el que estaba escribiendo su libro lo supo. Aquella cita era suya.


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