El otro día dije una frase que no sentó muy bien a algunos chicos que llegaron incluso a ofenderse. Básicamente era que los hombres que no tienen ninguna amiga no me parecen de fiar. Algo lógico que por desgracia aprendes con el tiempo, o al menos es una afirmación que la mayoría de las veces suele ser certera. Así que hoy vamos a hablar un poco de feminismo, o más bien de la masculinidad frágil.
Cuando creces en una sociedad que normalmente es educada en la heteronormatividad a menudo ves comportamientos comunes entre hombres y mujeres (mayoritariamente heterosexuales) que si bien no son siempre así siguen ciertos patrones de algo que todavía arrastramos como "lo normal o habitual entre hombres y mujeres". Una de estas arcaicas costumbres es la de ver grupos de amigos, todos hombres, y grupos de amigas, todo mujeres. Luego estamos las transmaricabibollos por ahí desperdigadas, pero eso no viene al caso.
Desde pequeños nos enseñan a relacionarnos con los demás supuestamente en términos de igualdad, pero a medida que crecemos esa relación va supeditada a los típicos roles de género heterosexuales, que si a las chicas les gustan los chicos y a los chicos las chicas, y entonces hay gente que ve raro que un hombre y una mujer heterosexuales puedan ser amigos sin que suceda nada más. Este absurdo pensamiento, acompañado de otras casuísticas similares, propicia que las chicas prefieran relacionarse entre ellas y los chicos entre ellos. Como recalco siempre, esto no sucede todas las veces, pero analizando con detenimiento me he dado cuenta de que conozco a muchos chicos que o bien no tienen amigas, o estas son las parejas de sus amigos. Esto no tiene por qué ser malo en sí, pero si a lo largo de toda tu adolescencia y posterior vida adulta no has sido capaz de entablar una amistad con una mujer y tus acercamientos con ellas son en base a la idea de querer algo afectivo o sexual, amigo, date cuenta.
Siempre he odiado todo aquello que tiene que ver con la masculinidad, con los comportamientos que supuestamente te definen como hombre, y que están basados en la misoginia y el deprecio a todo aquello que según algunos te vuelve femenino (como si eso fuese algo malo). No tener amigas es un síntoma que ya de por sí debería hacer reflexionar, pero no es el único. Hablar con desprecio o burla de todo aquello que tenga que ver con las mujeres, creer que hacer o decir algo con sentimiento te hace menos hombre, o incluso la idea de que existe un código de honor entre colegas que a muchos les lleva incluso a permanecer en silencio cuando saben que uno de sus amigos ha abusado de alguien, son comportamientos que por desgracia se siguen viendo cada día en muchos adolescentes y adultos.
A muchos les da reparo escuchar hablar de nuevas masculinidades, hacen burla a todo lo que haga el feminismo en favor de la igualdad, y son incapaces de dejar atrás ese caduco pensamiento de que deben ser masculinos para demostrar que son hombres. Si les hablo de que los hombres heterosexuales también disfrutan cuando les hacen sexo anal probablemente acabarían cortocircuitando... En definitiva, hay muchas señales que nos ayudan a ver que todavía nos queda muchísimo recorrido por andar en cuanto a educación en igualdad, y si no dejamos atrás de una vez términos obsoletos como masculinidad o feminidad (que no feminismo OJO), poco vamos a conseguir.
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