martes, 25 de marzo de 2025

Monárquica dictadura

Si prestabais atención en el instituto (seguramente no era el caso) os acordaréis de aquella maravillosa época de la historia que se estudiaba como "el absolutismo". Un régimen político autoritario en el que la democracia brillaba por su ausencia y el poder lo ostentaba principalmente la monarquía, al menos en nuestro país, y mientras la nobleza y el clero disfrutaban de determinados privilegios el resto de mortales se las apañaba para sobrevivir entre el hambre y la miseria.

Ahora tenemos democracia, todo el mundo puede elegir a sus representantes políticos para que luchen por sus intereses (pausa para risas) y la jefatura de estado no es hereditaria. Bueno, en España por desgracia lo sigue siendo, pero al menos la nobleza y el clero ya no tienen privilegios. Aunque los nobles heredan una cantidad ingente de patrimonio de sus antepasados que en su mayoría fue obtenido gracias a ese absolutismo, y la iglesia católica goza de determinadas ventajas como no pagar el IBI de los miles de inmuebles que tienen a su nombre.

Hemos avanzado durante las últimas décadas, pero ¿realmente vivimos en una democracia plena? El simple hecho de que exista el sufragio universal ya es motivo de celebración, sobre todo para las mujeres a quienes este derecho les fue negado hasta hace menos de cien años. Pero la soberanía está lejos de residir en el pueblo, tenemos una democracia representativa, el poder político es limitado y la jefatura de Estado, si bien no sirve para gran cosa más que un mero adorno, sigue siendo hereditaria desde que Francisco Franco estableció que fuese Juan Carlos I quien debía sustituirle.

Por si fuese poco, nuestra Constitución establece que la figura del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Quizá por eso solo nos queda hacer memes sobre el rey emérito cuando este es responsable de desfalcar millones de euros de dinero público, tratar a las mujeres como objetos, y cosas mucho más graves que seguramente nunca sabremos porque los archivos del 23F siguen siendo clasificados. Lo que viene siendo una maravillosa democracia, en la que el rey puede hacer y deshacer como le venga en gana por el simple hecho de haber nacido y a ti te detienen por robar comida para dar de comer a tus hijos cuando el banco te ha desahuciado y no llegas a fin de mes. 

Todos los españoles somos iguales ante la ley, o más bien casi todos. Y aún por esas es mucho más probable que una persona rica se libre de una condena a que lo haga una sin recursos, pero el estigma de criminal recae siempre sobre estos últimos porque es mucho más fácil echar la culpa de la decadencia de nuestra sociedad a un politoxicómano que comete hurtos menores para saciar su drogodependencia que a un millonario que explota a cientos de niñas en países asiáticos para que cosan a destajo la ropa con la que luego se lucra.

En definitiva, si queremos avanzar hacia una democracia más justa debemos empezar por eliminar los privilegios de quienes supuestamente nos representan, y dotar de mayores recursos a los servicios públicos para que puedan garantizar que ni los títulos, ni la fe, ni la clase social estén por encima de la igualdad de derechos. Una república laica cuyo código penal no se base en el punitivismo hacia los pobres para seguir sustentando los privilegios de los ricos.


martes, 18 de marzo de 2025

Amigo, date cuenta

El otro día dije una frase que no sentó muy bien a algunos chicos que llegaron incluso a ofenderse. Básicamente era que los hombres que no tienen ninguna amiga no me parecen de fiar. Algo lógico que por desgracia aprendes con el tiempo, o al menos es una afirmación que la mayoría de las veces suele ser certera. Así que hoy vamos a hablar un poco de feminismo, o más bien de la masculinidad frágil.

Cuando creces en una sociedad que normalmente es educada en la heteronormatividad a menudo ves comportamientos comunes entre hombres y mujeres (mayoritariamente heterosexuales) que si bien no son siempre así siguen ciertos patrones de algo que todavía arrastramos como "lo normal o habitual entre hombres y mujeres". Una de estas arcaicas costumbres es la de ver grupos de amigos, todos hombres, y grupos de amigas, todo mujeres. Luego estamos las transmaricabibollos por ahí desperdigadas, pero eso no viene al caso. 

Desde pequeños nos enseñan a relacionarnos con los demás supuestamente en términos de igualdad, pero a medida que crecemos esa relación va supeditada a los típicos roles de género heterosexuales, que si a las chicas les gustan los chicos y a los chicos las chicas, y entonces hay gente que ve raro que un hombre y una mujer heterosexuales puedan ser amigos sin que suceda nada más. Este absurdo pensamiento, acompañado de otras casuísticas similares, propicia que las chicas prefieran relacionarse entre ellas y los chicos entre ellos. Como recalco siempre, esto no sucede todas las veces, pero analizando con detenimiento me he dado cuenta de que conozco a muchos chicos que o bien no tienen amigas, o estas son las parejas de sus amigos. Esto no tiene por qué ser malo en sí, pero si a lo largo de toda tu adolescencia y posterior vida adulta no has sido capaz de entablar una amistad con una mujer y tus acercamientos con ellas son en base a la idea de querer algo afectivo o sexual, amigo, date cuenta.

Siempre he odiado todo aquello que tiene que ver con la masculinidad, con los comportamientos que supuestamente te definen como hombre, y que están basados en la misoginia y el deprecio a todo aquello que según algunos te vuelve femenino (como si eso fuese algo malo). No tener amigas es un síntoma que ya de por sí debería hacer reflexionar, pero no es el único. Hablar con desprecio o burla de todo aquello que tenga que ver con las mujeres, creer que hacer o decir algo con sentimiento te hace menos hombre, o incluso la idea de que existe un código de honor entre colegas que a muchos les lleva incluso a permanecer en silencio cuando saben que uno de sus amigos ha abusado de alguien, son comportamientos que por desgracia se siguen viendo cada día en muchos adolescentes y adultos.

A muchos les da reparo escuchar hablar de nuevas masculinidades, hacen burla a todo lo que haga el feminismo en favor de la igualdad, y son incapaces de dejar atrás ese caduco pensamiento de que deben ser masculinos para demostrar que son hombres. Si les hablo de que los hombres heterosexuales también disfrutan cuando les hacen sexo anal probablemente acabarían cortocircuitando... En definitiva, hay muchas señales que nos ayudan a ver que todavía nos queda muchísimo recorrido por andar en cuanto a educación en igualdad, y si no dejamos atrás de una vez términos obsoletos como masculinidad o feminidad (que no feminismo OJO), poco vamos a conseguir.


martes, 11 de marzo de 2025

Las citas

Estaba listo. Cogió su mochila como todas las tardes y se fue a dar un paseo al campo. En la mochila llevaba lo mismo de siempre: un libro, la merienda y un cuaderno con un bolígrafo. Por el camino iba escuchando música, siempre escuchaba música.

Al llegar al cruce se paró. Siempre cogía el mismo camino, pero esta vez decidió cambiar. Cogió el camino de la derecha. A medida que avanzaba se quedaba más perplejo, una cascada adornaba el paisaje y le daba ese toque de armonía tan especial que hacía rebosar en él una inspiración asombrosa para poder seguir escribiendo su libro. Pero justo antes de sentarse en una pequeña roca cercana al río divisó a escasos metros una casa que pasaba casi desapercibida, pues se hallaba construida en medio de dos gigantescas rocas. Le pareció tan magnífica que no pudo resistir la tentación de acercarse. Llamó a la puerta y un hombre ya mayor le abrió. El señor, al ver al muchacho con ese rostro jovial tan parecido al suyo años atrás, le invitó a pasar.

Mantuvieron una breve charla en la que el muchacho confesó que tenía una auténtica pasión por la lectura. Entonces el hombre le hizo una pregunta al joven. "¿Por qué crees que mi casa está situada entre dos enormes rocas?" El chico, que era bastante perspicaz, le respondió: "Las cosas tienen más grandeza de la que nuestra perspectiva puede captar. Probablemente quiere que su casa parezca pequeña desde fuera, pero en realidad la casa abarca más terreno del que parece, y seguramente sea porque guarda usted algún tipo de tesoro o algo tan valioso para usted que no podría guardar en una casa común." El hombre se quedó sin habla. El joven acababa de dar en el clavo. Le pidió al muchacho que le acompañara y llegaron a una salita pequeña donde había una estantería con algunos libros viejos. El hombre le pidió al muchacho que cogiera uno de ellos.

El chico al cogerlo se asustó, pues la estantería se abrió como si fuese una puerta que daba lugar a una sala mucho más grande. Al entrar se quedó boquiabierto, la sala era enorme y albergaba montones de estanterías llenas de todo tipo de libros. El hombre le dijo al muchacho que se podría llevar el libro que quisiera, pero no se lo daría así como así, tendría que responder correctamente tres preguntas. Debería adivinar el libro o el autor de tres citas. Al muchacho le pareció fácil, puesto que era un adolescente que conocía mucho acerca de la literatura. La primera cita era No hay libro tan malo que no tenga algo bueno. El muchacho la adivinó al instante, la cita era del famoso libro 'Don Quijote de la Mancha'. La segunda cita era El problema con el mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que la gente estúpida está llena de confianza. Este le costó más pero al final acertó, era una cita del escritor 'Charles Bukowski'.

La última cita era la siguiente, Los libros podrían cambiarlo todo, por eso existen los ignorantes, para evitar que eso suceda. El chico quedó perplejo, sabía que esa frase le sonaba pero no sabía de qué. Justo antes de adivinarlo todo se volvió oscuro, y de pronto despertó.

Todo había sido un sueño, o quizá no del todo, pues cuando se levantó y abrió el cuaderno en el que estaba escribiendo su libro lo supo. Aquella cita era suya.


martes, 4 de marzo de 2025

El que no corre vuela

Como habéis podido comprobar el pasado martes no publiqué nada, a pesar de haberme puesto la meta de cumplir cada semana aunque lo que escriba sea un artículo flojo. ¿Me van a pagar por ello? Bueno, suerte tengo de momento de no tener que pagar yo por escribir (lo que me faltaba a estas alturas). Lo pasé por alto y decidí retomar la tarea el martes siguiente. Tengo varios artículos a medias que he intentado terminar estos días pero no he sido capaz, hay algo que me bloquea y no consigo encontrar la inspiración. 

Esta tarde entendí por qué, o al menos he interpretado cuál puede ser una de las causas. Salí de casa para ir al trabajo sobre la misma hora de siempre, pero llegué 5 minutos antes. No entendía qué había pasado y de repente me di cuenta de que había ido demasiado rápido, pero no tenía ninguna prisa. Esto os puede parecer demasiado absurdo pero entonces me puse a pensar que últimamente voy acelerado a todas partes, que estoy intranquilo, que me obligo a tener que llegar a todo aunque no pueda y que mi tiempo tiene que ser productivo.

Después de un rato recordé todas las sesiones en las que había trabajado la ansiedad con mi psicóloga (servidor ya es perro viejo en esos menesteres) y me sentí estúpido por haberme dejado llevar por ese ritmo frenético de tener que estar pendiente de todo y sentirme responsable hasta de aquellas cosas que ni si quiera están bajo mi control. Ese "runrun" que no cesa ni cuando descansas, esa preocupación por hacer siempre las cosas bien, y la manía de sobrepensar sobre lo que podría o no suceder en un futuro cercano son alertas que deberían preocuparnos y hacer que tiremos del freno de emergencia.

Recuerdo que una vez hablando sobre la ansiedad nos preguntaron qué era lo que más nos afectaba de esta. Y muchos respondimos lo mismo; la pérdida de memoria. Cuando la ansiedad no cesa y no puedes controlarla durante un periodo de tiempo prolongado es habitual tener pérdidas de memoria, a veces demasiado preocupantes. Una de las cosas positivas de haber trabajado mucho estos problemas con una psicóloga es poder detectarlos a tiempo para reaccionar.

Soy consciente de que muchas causas de este ritmo frenético las tiene el sistema que nos somete a ser simples engranajes de una sociedad que te obliga a producir hasta quedarte sin fuerzas, y eso es algo que no podemos cambiar de forma individual (organícense que la lucha será colectiva o no será). Pero en la medida de lo posible intentemos controlar ese tiempo libre que tenemos, disfrutar de lo que hacemos, prestar atención a nuestros seres queridos, y no dejar de lado nuestros hobbies independientemente de que los hagamos 'bien o mal' (que me guste escribir no significa que lo haga bien o como a la gente le guste).