Hoy 10 de diciembre es el día de los Derechos Humanos, una fecha muy importante que por desgracia pasa desapercibida, ya que se conmemora que el 10 de diciembre de 1948 se presentaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un texto que recoge a penas 30 artículos en los que se detallan los derechos básicos que cualquier ser humano del mundo debería tener. Por ejemplo, el artículo 3 dice "todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona". El artículo 4 recuerda que nadie estará sometido a esclavitud, y el 5 que nadie será sometido a torturas o tratos crueles e inhumanos. Hay que entender que esta declaración fue elaborada por representantes de todos los países del mundo poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, un contexto de verdadero terror e incertidumbre que consiguió unir a las naciones con el objetivo de evitar que algo tan cruel pudiera repetirse.
Sin embargo, casi 80 años después, millones de personas de diferentes partes del mundo siguen sufriendo cada día la violación de sus derechos, sin paz ni libertad, sin acceso a la justicia y desamparados por organizaciones internacionales que un día fueron creadas supuestamente para protegerles de todos los males que financian los países con mayor peso en la ONU. El genocidio que sufre el pueblo Palestino, la privación de cualquier derecho de las mujeres en países como Afganistán, el exilio de miles de armenios, el trato inhumano a los inmigrantes en las fronteras con algunos países de Europa, las guerras civiles en Birmania o Sudán... Todo esto ocurre bajo la atenta y despreocupada mirada de quienes firmaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y se limitan a llamar la atención a los criminales que diariamente violan esos derechos, sin actuar en consecuencia.
¿Hasta cuándo vamos a seguir así? Es terrible tener que admitir esto, pero los Derechos Humanos no son más que papel mojado si jamás ha habido un solo minuto de paz en todo el mundo. Las organizaciones y Estados que no actúan para defenderlos hasta la última consecuencia son cómplices de cada masacre, de cada atentado contra la humanidad. No hay un solo tratado internacional que se haya cumplido, pero hay miles de políticos y jefes de Estado que se reúnen para fingir que lucharán por una paz y una justicia que ellos mismos corrompen con su silencio e inacción. Porque hay que ser realmente inhumano para ponerse de lado cuando vulneran nuestros derechos en cualquier parte del mundo.
Comentarios
Publicar un comentario